¿Cómo funciona un crédito comercial?
Una de las maneras de financiarse más comunes tanto de las grandes empresas como de los pequeños negocios es a través de los créditos comerciales. Este tipo de créditos no son nada nuevos, sino por el contrario, son de los más antiguos ya que se han encontrado pruebas de que fueron utilizados en la antigua Mesopotamia hace alrededor de 5 mil años.
En la antigüedad, los comerciantes se otorgaban préstamos entre ellos mucho antes de la invención de la moneda, escribiendo en tablas de arcilla la cantidad y nombre del deudor y rompiéndola cuando se finiquitaba. Aunque mucho ha cambiado desde entonces, gran parte de la esencia se mantiene, ya que es la misma confianza o reputación la que decide si eres sujeto o no de crédito.
Dado que el crédito bancario con finalidad de utilizarse en el gasto corriente es normalmente escaso para la empresa promedio por, entre otras cosas, el gran número de papales y comprobantes que se requieren, esta opción de financiación se vuelve especialmente atractiva para quienes, ya sea temporal o permanente, cuentan con problemas al encontrar financiación para la operación del día a día.
Un crédito comercial o préstamo comercial puede darse explícitamente, por medio de un contrato o una letra de cambio o extraoficialmente como un “retraso” en los pagos por servicios realizados o productos comprados. Este último modo consiste en la entrega de bienes o servicios a una empresa cuyo pago se realiza con posteridad en un plazo previamente acordado. Este tipo de crédito facilita la producción y circulación de mercancías, así como las ventas el desarrollo del capital y puede ayudar a incrementar las ganancias. Es de notar que este tipo de crédito es, por lo general, de corto plazo.